Cuando la historia se detiene

Hay autores -y libros- que no necesitan presentación. Ese es el caso de Zweig y de Momentos estelares de la humanidad. Lo primero a precisar es que los acontecimientos que Zweig narra de un modo magistral, hasta el punto de hacerlos únicos, bien podrían ser otros.

¿Por qué recordar el momento en que Haendel revive para componer el Mesías y no la ocasión en que Cervantes perdió el brazo? En la decisión pesan, como es lógico, motivos personales, pero si hay alguna enseñanza que se desprenda del libro es la de que la rememoración de la historia, el hallazgo de esas ocasiones únicas en las que el reloj del tiempo decidió detenerse, implican ya una mirada cómplice, hermosamente interesada, hacia el pasado.

Lee Momentos estelares de la humanidad si:

  • Deseas adquirir conciencia histórica
  • Buscas conocer hechos memorables
  • Quieres vibrar con el pasado

Pero esa mirada repercute, necesariamente, en el presente. Por este motivo, enseñar historia o dejar de hacerlo no resulta trivial. Ni tampoco da igual cómo abordar el pasado. Eso que se llama conciencia histórica puede nacer cuando un pueblo o un hombre abrazan la convicción de que algo más fuerte que ellos -y más eterno- avanza, se desenreda, buscando la oportunidad de manifestarse en una decisión en apariencia anodina, en medio de un camino, en la vida ordinaria de un compositor mediocre. No hace falta ser un hegeliano ortodoxo para reparar en esa sustancia imperecedera de la que está hecho, por irónico que parezca, la contingencia del tiempo y que abre horizontes insondables.

Quizá no es casual -por un lance o jugada magistral de la historia- que hoy, precisamente hoy, cuando adolecemos de perspectiva y vivimos en escenarios temporales achatados, como si antes de nosotros hubieran existido solo hombres y mujeres embrutecidos y ninguna generación estuviese llamada a sucedernos, se hayan liberado los derechos de las obras de Zweig. Acaso que se publique libremente esta no sea un hecho estelar o digno de figurar en los anales, pero seguramente sea una semilla importante para no borrarlos ni perdernos efemérides que han determinado el curso de la humanidad.

Únicamente a un espíritu poco romántico –con el corazón apolillado, con el entusiasmo descafeinado- puede parecerle la historia una disciplina idónea para esquivar pasos en falsos. Porque si aprende algo el que rastrea por los guardarropas del pretérito es que, como humanos, tropezamos siempre en la misma piedra. El homenaje que Zweig dispensa a lo acontecido tiene la hechura de un peán, de un canto que sirve, además de para celebrar y festejar en su caso un logro, para suscitar ardor y asumir la dirección del futuro.

Palabra de Stefan Zweig:

  • La historia, irrevocable: «En la historia, como en la vida humana, el lamento no devuelve un instante perdido, y mil años no recuperan lo que perdió una única hora».
  • Creaciones de la historia: «La historia, en esos sublimes instantes en los que configura a la perfección, no necesita una mano que le preste ayuda. Donde actúa como poeta, como dramaturga, ningún escritor debe tratar de superarla».

Pero los momentos seleccionados por Zweig son estelares no porque glorifiquen unas hazañas o enaltezcan al héroe que salva, por poner un ejemplo, un imperio, sino porque el escritor austriaco detiene su mirada en las coyunturas donde se entrecruza grandeza y miseria, trascendencia y mundanidad, perdición y redención. En esas intersecciones -Cicerón a punto de salvar la libertad de los antiguos, Napoleón perdiendo el mundo en Waterloo o, en fin, Lenin apeándose, tras un largo viaje por el corazón de Europa, en San Petersburgo- palpita algo que no se puede medir ni tocar. O sea, un enigma y eso dota de hondura, de relevancia, de envergadura, a la existencia del hombre sobre la tierra.

Zweig nos conmina a vivir sin dejar de lado esa dimensión. Sí; cumple con tu deber, paga tus impuestos, no manches de barro las escaleras, nos dice. Pero ensancha tu espíritu sabiendo que con lo que haces o deshaces cada mañana contribuyes también a que la locomotora del tiempo -el curso cósmico- avance o retroceda. Y, estés o no llamado a protagonizar un momento estelar, lo que es seguro es que en tu biografía puedes alentar o desperdiciar momentos estelares para que destaquen como piedras preciosas y brillantes entre las baratijas del día a día.

El libro de Zweig indudablemente despierta en el lector ecos profundos y sonoros. Su prosa es inteligente. No tiene solo un mérito descriptivo innegable; resulta también elegante y apasionado. Y rezuma magia y entusiasmo a raudales. Pero lo más destacable es que nos convierte en testigos, en protagonistas incluso, de esas horas maravillosas en las que todo lo que pudo haber sido contendía con lo que finalmente fue. Ha ahí lo que auspicia y da sentido al recuerdo. He ahí, revela Zweig, lo realmente memorable.

Para saber más

S. Zweig. Momentos estelares de la humanidad (Alianza,2023).

S. Zweig. El mundo de ayer. Memorias de un europeo (Acantilado, 2012).

S. Zweig, Diarios (Acantilado, 2021).

 

 

 

compartir:

Compartir en facebook
Compartir en twitter
Compartir en whatsapp

Join The Ride

Grandes libros es un blog de Aceprensa, un medio de comunicación fundado en 1970 y especializado en el análisis de tendencias sociales, corrientes de pensamiento y estilos de vida.

7 comentarios

  1. Me atrevo a recomendar la nueva traducción de. Antonio Ríos publicada recientemente por Rialp acompañada por una Presentación. No soy un experto en traducciones pero me parece que usa un lenguaje más rico.

  2. Profesor Carabante;

    elogios a esta obra que ya he empezado a leer. Efectivamente se compadece con su reseña. Una gran presentación para gloria de un magnífico libro, que sin duda pugna entre el afán y la curiosidad que despiertan sus breves pero enriquecedoras líneas. No pare de descubrir e ilustrarnos a su manera, no solo se entiende sino que en mi humilde opinión se agradece.

  3. Desgraciadamente la frecuencia mensual en la que se había asentado este blog de Grandes Libros se ha visto desmentida este mes de abril. Confío que la salud del señor Carabante no esté detrás de este retraso.

    1. Toda la razón, José María. Espero no retrasar más la publicación de una nueva entrada. Esta ocasión lo merece: la próxima lectura propuesta son Las confesiones de San Agustín. Muchas gracias por su comentario.

      1. Estimando profesor Carabante,

        aunque sea con mora siga descubriéndonos sus habilidades de investigación y narrativas innatas. La crítica no debe frenarle, activa la refutación y en consecuencia enriquece el conocimiento libre.

        Haga el comentario a la propuesta de Las Confesiones de San Agustín como Dios manda…! Por favor 🥺

Responder a Josemaría Carabante Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Más entradas